Capítulo especial de otoño: La mujer que se enamoró de Sesshomaru

Porque ustedes lo pidieron: ¡¡Aquí está la reseña del Especial de Otoño!!

Pero antes de continuar, si no la han visto, tal vez no quieran leer, porque está muy completa y les arruinaría la sorpresa, así que ya están advertidos..COMENZAMOS



Sesshomaru, un ser que no importa qué situación sea siempre se mantiene tranquilo, indiferente, y aún en batalla, confiado. Su gallardura y su elegancia lo hacen ver muy varonil, casi que al mismo tiempo delicado en sus acciones.

No es expresivo ni se preocupa por los demás... si esto es verdad ¿por qué es que todas lo amamos, aunque no exista?

¿Será por sus ojos dorado cual sol, cuya vista siempre está alta y al frente? ¿Su cabello fino y sedoso que hondea con el viento al compas de su caminar (y nunca se enmaraña)? ¿Será que nunca pierde la compostura? ¿Será por su corazón lleno de bondad que permitió resucitar a una pequeña que necesitaba de él, adoptándola, si se le puede decir así?

Sea por lo que sea todas lo amamos, mas una mujer, una de tantas, se arriesgó a acercarse a él y confesarle sus sentimientos, cumpliendo, según ella, el mayor de los deseos del joven taiyoukai.

Su nombre era Sara.

La mujer que se enamoró de Sesshomaru.

Fue la imagen de aquel hombre herido, que tendido bajo la sombra de un árbol, se quejaba debilmente exigiendo poseer la espada Colmillo de Acero (Tetsusaiga), lo que cambió para siempre el destino de la joven princesa Sara.

Ese hombre, era Sesshomaru, que distante e indiferente como siempre, había descargado su furia momentosa con el ejército que mantenía cercado el castillo del padre de Sara, con la velocidad del viento y la fuerza de un tornado, destruyendo el ejército con su único brazo útil.

"Este hombre está herido" - fue el grito que dio uno de aquellos soldados, antes de que Sesshomaru descargara toda su furia sobre aquel grupo de mortales que de inmediato perecieron.

En un instante fugaz, volvió a levantarse el youkai. Un instante tan fugaz y que pese a ello no mitigó en lo absoluto, el dolor y rabia de la derrota previa ante su hermano Inuyasha. Derrota que cargaría en sus espaldas, durante mucho tiempo.

Las imágenes de ese enfrentamiento bombardeaban su mente y el saber que perdió algo más que una espada, su brazo, le enfurecía más y mas. En ese instante cambió el destino de la princesa Sara, cuyo padre, al verse rodeado, estubo decidido a incendiar su castillo, a verlo en manos enemigas, mas fue en ese momento que apareció Sesshomaru y acabó con todos, prendando al mismo tiempo el corazón de la joven.

Sara se había enamorado de aquel youkai de mirada penetrante y no había podido confesarle sus sentimientos, pese a que durante mucho tiempo le observó a escondidas, después de que salvara su castillo (inconscientemente, claro). Nunca se apareció ante él, mas se conformaba con tocar su flauta, con la esperanza de que aquel hombre tuviera algún recuerdo de ella, de sus preciosas melodias.

Sin embargo, su padre supo de ello y en intentos vanos de evitar que la joven viera más a Sesshomaru, mandó incontables veces a sus ejércitos para que lo derrotaran, mas estos siempre sucumbían ante el maravilloso poder de Sesshomaru que, impasible, los derrotaba sin el mínimo esfuerzo. Todo esto condujo al
padre a la locura y su castillo terminó en cenizas.

Sara escapó y se recluyó con unas monjas budistas convirtiéndose en la benefactora de la población, mas nunca olvidó a este ser hermoso, Sesshomaru ni su amor por él.

Tiempo después, la princesa Sara enfermó y rodeada por monjes budistas, que lloraban desconsoladas, falleció no sin antes interpretar una melodia con su flauta. Misma que en ocasiones anteriores Sesshomaru había escuchado cuando estubo herido. La joven princesa se vio envuelta en llamas, causando sorpresa en todos.

Mas esta muerte no fue definitiva, ya que la joven, en sus últimos momentos, se decidió a hacer un sacrificio por su amor. Se dejó poseer por demonios para así, con un nuevo cuerpo, poder buscar y complacer a su amado Sesshomaru.

Éste, meses después sigue su camino, imperturbable y con su pasado a cuestas, mas las cosas han cambiado un poco pues ahora le acompaña su sirviente Jaken y la pequeña niña Rhin, prueba viviente de su bondad y compasión.

En un momento la niebla les rodea y una silueta aparece ante ellos. Sara. Quien enfrenta al joven y le confiesa sus sentimientos, así mismo que le asegura que cumplirá su mayor deseo. Sesshomaru, sin inmutarse siquiera, continúa su camino y solo dice "Haz lo que quieras" para luego, ya lejos de la joven, susurrar más para sí mismo "Esa mujer no es un ser humano" sin siquiera voltear.

Sara, siendo ahora un espíritu poseido por youkais, petrifica a todos en la aldea, atrayendo la atención del grupo de Inuyasha, a quien atrapa en una de sus trampas, fingiendo ser la víctima del dios del mar y poniendo fuera de combate a Miroku y Sango, petrificándolos y robando la espada Colmillo de Acero. El objeto que, ella cree, anhela más que nada Sesshomaru y con el que demostrará el amor que siente por él.

Sara se dirige hacia donde se encuentra Sesshomaru y le muestra la espada, dispuesta a confesar, nuevamente, sus sentimientos por el youkai, mas éste, fríamente le contesta que eso no es lo que desea y que si es tan ingenua como para creerlo es mejor que se marche.

Sara no puede creer lo que sus oidos escuchan y, siendo tomada por los youkai, pierde el control de si misma, su cuerpo ahora es un pandemonium. Su ser ya no le pertenece y eso Sesshomaru ya lo sabe.

Inuyasha llega dispuesto a recuperar su espada y al ver a ambos piensa que fue un plan hecho por Sesshomaru y la joven en confabulación para desarmarlo.

La joven comienza a moverse influenciada por los demonios, mas Sesshomaru solo dice "Creí haber escuchado una flauta" entendiendo rápidamente que la música que meses atras había escuchado provenía de ella.

La batalla se da. Por un lado está la furia de Inuyasha que quiere su espada y por otro lado está la joven enamorada, controlada por youkais. Sesshomaru, con mirada y movimientos calculados comienza a pelear, mas no muestra piedad ni dolor alguno.

Durante ésta, Sesshomaru impide que Inuyasha pelee, alegando que este asunto no le concierne.

Al final Sesshomaru termina luchando solo contra Sara, quien en un momento en que recobra la conciencia, le pide que la mate, pues no quiere herirlo y sabe que su sacrificio fue erróneo.

Sesshomaru toma entonces a colmillo de acero, no sin antes recibir graves heridas en su mano, dado a la barrera protectora y lanza el viento cortante contra el demonio.

La batalla ha terminado.

El cuerpo de Sara comienza a desintegrarse a la par que ella insiste en sus sentimientos para con él. Al final solo quedan cenizas y una flauta, que es tomada por Sesshomaru, quien se encuentra hincado junto a los restos de la joven princesa.

Sesshomaru vuelve a dejar la flauta en las cenizas y susurra "Siéntete libre de seguir tocando tu flauta para mí en la otra vida" para luego seguir su camino en silencio y sin mirar atrás.

Al morir Sara, todos quienes habían sido petrificados recuperan su estado normal, liberándose así también Sango y Miroku.

Inuyasha tras tomar su espada de vuelta, solo dice que Sesshomaru "Sólo pasó como el viento".

El grupo se marcha y continúan su viaje.

Sesshomaru sigue caminando con su propio grupo y siente delicadamente cómo el aire golpea su rostro, como si danzara para él y escucha el sonido de una flauta. Sin embargo no dice nada más y continúa su camino en busca de Naraku, siendo acompañado, por la única mujer que hasta ese momento, se ha enamorado de él.



Se que es algo pequeña, pero espero que les haya gustado esta reseña tanto como a mí me gustó escribirla.

Espero que les haya gustado esta sección ^-^

Atte.